martes, 10 de febrero de 2015

Intrusismo laboral: entre la negligencia y el miedo a la competencia

En el nuevo artículo que he escrito para Diario de Mujer hablo de cómo debe primar el talento ante el título, aunque para ciertas profesiones es imprescindible contar con unos estudios regulados y acreditados por la ley. Incluso, se debería comprobar cada cierto tiempo que sus estudios están actualizados y que siguen siendo eficaces en el desempeño de su labor.

"Hoy traigo un tema peliagudo, el intrusismo laboral.
Como en todos los debates, hay opiniones de todas las formas y colores, algunas más respetuosas que otras, acertadas, desafortunadas, con conocimiento… Ahora os voy a contar mi punto de vista. Para empezar es muy importante el sector. No es lo mismo que ejerza un médico sin título que un periodista. Me declaro una fan incondicional del talento, venga de donde venga, y aunque no esté acompañado de un título. Pero cuando está en juego las vidas, la salud o la estabilidad emocional de las personas no me la juego. Quiero un profesional avalado por un título que me demuestre que al menos intentaron enseñarle algo. Si lo consiguieron o no es algo que descubro pronto. Tener un título no te da el talento y las aptitudes por encanto de magia. Para eso hay que tener predisposición y motivación.

Por eso pienso que hay profesiones en las que la motivación, las aptitudes, la capacidad, las características de cada uno, las ganas de aprender y que se te dé bien hace mucho más que haber pasado por la escuela, facultad o curso de turno. Si alguien es un gran comunicador y se ha hecho a si mismo mediante la autoformación, es terriblemente injusto que un papel firmado nos impida disfrutar de un trabajo bien hecho.

Voy a hablar en primera persona por un momento.Soy periodista titulada, pero no tengo miedo a la competencia. Al contrario: el talento de los demás me estimula y me proporciona nuevas metas a alcanzar. Sin competidores nos estancamos y acabamos “muriendo” profesionalmente hablando. Entiendo que las cosas están muy duras y dejar fuera del mercado a gente muy válida porque, por las circunstancias que sean, no se costearon la carrera, es muy tentador. Pero yo confío en mis habilidades que no me ha dado un título sino la práctica diaria y no necesito ponerle la zancadilla a profesionales que demuestran a cada momento lo que valen.


Pero voy a salirme de mi campo, porque no creo que sea el único en el que se cumpla esta premisa. Si nos vamos a la informática, seguramente un chaval de dieciocho años dé algunas vueltas al titulado Cum Laude más prestigioso que pase de los cincuenta años. La única diferencia es que uno es nativo digital y el otro no. No hace falta irse muy lejos para encontrar genios de la informática que despuntaron mucho antes de tener la oportunidad de ir a una universidad, Mark Zuckerberg, sin ir más lejos, creó Facebook a los 19 años. Y en el campo de los videojuegos, la primera generación europea fue creada por  jóvenes de 16 o 17 años. El P2P lo inventó Shawn Fanning con apenas 19 años… Y podríamos seguir hasta el infinito.

Todo cambia cuando hablamos de medicina, ingeniería, arquitectura… Se necesita una base sólida. No basta con tener aptitudes. En este tipo de sectores el intrusismo laboral hace mucho daño… A veces irreparable. Es importante luchar contra él. Incluso inspeccionar que aquellos que cuentan con título oficial sigan teniendo la capacidad de ejercer con eficacia a lo largo de los años.

Por último, me gustaría tocar un tema que está de actualidad en las redes sociales: Matronas vs Doulas. Para empezar, quiero aclarar que para mí estas dos profesiones son totalmente diferentes. Si una Doula se vende como matrona está engañando. Las que yo tengo la suerte de conocer no lo hacen.

La Matrona es imprescindible, la Doula es opcional. La primera es experta en obstreticia y vigila que todo vaya bien en el embarazo. Enseña a la futura madre cómo debe conducirse durante el embarazo y el parto para que todo sea lo mas saludable posible. Es la profesional, o el profesional, que cuida de que tanto el bebé, antes y después de nacer, estén en las mejores condiciones. Basicamente, es una figura centrada en la salud.

La Doula vendría a ser la coacher de la embarazada: la acompaña, la aconseja, la comprende…No es imprescindible para que haya un buen parto, pero puede ayudar a su cliente a estar relajada, sentirse mejor su estado y a aumentar la seguridad en sí misma. Esta profesional combate los miedos e inseguridades y debería ser empática a los estados de ánimo de quien acompaña. Confieso que a mí no me hubiera venido mal para combatir la ansiedad que me producía el simple hecho de estar embarazada.

La gravedad del intrusismo laboral depende de muchos elementos a tener en cuenta y viene marcada por los daños que pueden causar negligencias motivadas por la falta de formación. Pero nunca debemos tener miedo al talento, que nos puede aportar mucho conocimiento."

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