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Pero fuera de situaciones concretas, existen unos seguros que necesitan todos aquellos que se conviertan en autónomos y quieran tener cubiertos los riesgos mínimos que se producen en el ejercicio de su actividad a cambio de una cuota fija. Evidentemente, cuanta más cobertura contratemos más caro nos va a salir el seguro, pero más tranquilos dormiremos. A la hora de elegir los seguros tenemos que sentarnos frente a una papel en blanco y escribir todas las situaciones extraordinarias negativas a las que nos podamos enfrentar. Aquí sí que se cumple la máxima, más vale prevenir que llorar. Una mala planificación de los seguros puede ser la ruina del negocio.
Uno de los seguros imprescindibles es el de baja laboral, que abona una cantidad fija cada día que el autónoma no pueda trabajar por culpa de un accidente o enfermedad.
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Por último, es muy recomendable el seguro de Salud privado, ya que, es bien sabido, que los autónomos ni pueden ponerse enfermos ni se pueden permitir las largas esperas de las seguridad social. En este caso, hay que planificar muy bien las coberturas para que la cuota no suba demasiado.
Asimismo, es importante asegurar el material con el que trabajamos: ordenadores, maquinaria, mercancías... Si no queremos vernos sin ellos por un accidente y sin presupuesto para reemplazarlos.
Al final, lo más importante es hacer esa lista de necesidades según la actividad de la empresa y sus recursos. Debemos tener en cuenta una previsión de gastos, ingresos y capital antes de tomar decisiones precipitadas.